jueves, 23 de septiembre de 2010

El inicio de la Legion de Ángeles Caídos

Más que una fantasia apocaliptica es una tregua que se ha  convertido en realidad en la fase terrenal; donde cada uno de los ängeles que decidieron desobedecer o no cumplir con el mandato de Dios, han sido desterrados, arrojados al avismo total. A cada uno de ellos se les ha invitado a pertenecer a una militancia Jerarquica Infernal que reyna en gran parte de la Tierra y ejerce una fuerza constante con algunos mortales, carentes de vida, esperanza y Fé en un Dios.
Los demonios son ángeles caídos que desobedecieron y se rebelaron contra Dios. Cada uno de ellos tiene diferentes responsabilidades según su orden Jerárquico. 

Entre los demonios se tomó como rey de los infiernos a Satanás o Lucifer. 
Su mayor deseo era ser venerado con la misma intensidad que Dios y poseer el control de todos y cada uno de los seres que habitaban la Tierra, en especial el alma del hombre. Comenzó una batalla sin cuartel entre los ángeles y los hijos de la oscuridad o demonios.

La Jerarquía del Infierno es vista como un reflejo oscuro de la hueste angelical del Cielo, con las siguientes órdenes de Ángeles Caídos dirigiendo a las legiones impías.

Primera Jerarquía

Los más poderosos de los ángeles caídos son los Serafines, Están a las órdenes de Belcebú, que tienta a los hombres con el orgullo; Leviatán, que es el líder de los herejes y lleva a los hombres a pecados que repugnan a su fe, y Asmodeo, príncipe del desenfreno, que arde con el deseo de tentar a los hombres con el pecado de la lujuria. Por debajo de los Serafines están los Querubines, encabezados por Balberoth, que agita la sangre para el asesinato y la blasfemia. Después están los Poderes, al mando de Astaroth, que promueve la pereza y la ociosidad; Verine, que provoca la impaciencia que lleva al pecado; Grassil, que quiere ahogar a la humanidad en la inmundicia, y Sonneillon, que tienta a los hombres al odio contra sus enemigos.

Estos Duques y Archiduques del Infierno apenas tienen algún aspecto humano, apareciendo en su lugar como perversas mezclas de criaturas: grandes bestias o dragones, o amenazadoras sombras. Les resulta casi imposible alcanzar la Tierra, y ejercen su influencia mediante sueños y visiones. Los Satanistas se ponen en contacto con ellos en busca de su conocimiento y consejo, pero temen mirar a demonios tan poderosos y por ello lo hacen en la oscurida.

Segunda Jerarquía 

Estos señores del Infierno son las Dominaciones, encabezadas por Oeillet, que tienta a la gente para que rompa sus votos, y Rosier, Reina de los Súcubos, que abre el camino al placer pecaminoso y el amor impuro. Su obra cuenta con el apoyo de Verrier, Principe de las Soberanías, que susurran palabras de rebelión contra la autoridad e incita a la gente a rechazar a sus señores. El último nivel de esta jerarquía es el de las Potestades, al mando de Carreau, que endurece los corazones de los hombres ante el amor y la fe; y Carnivean, que hace que la gente ame la obscenidad.

La Segunda Jerarquía es muy activa en la Tierra. Sus príncipes son capaces en ocasiones de romper sus cadenas y aparecer entre sus siervos. Suelen asumir formas humanas de gran belleza (en especial Rosier, que aparece como una hermosa mujer o un hombre muy apuesto). Estos señores del Infierno son demasiado orgullosos para enzarzarse en vulgares combates y otros enfrentamientos de poder, y volverán a sus dominios si se les desafia, lanzando grandes maldiciones contra quien haya osado oponérseles.

Tercera Jerarquía

Las Virtudes están gobernadas por Belias, que lleva a la humanidad a la arrogancia y los placeres mundanos, distrayendo a los mortales de la virtud con modas vulgares y enseñando a los niños a ser libertinos y descreidos. Olivier de los Arcángeles, es el señor de la crueldad, y disfruta abusando de los pobres y débiles. Por último, los Ángeles Infernales, al mando de Iuvart, son meros sirvientes y vasallos de los demás señores del Infierno.

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El principe de los Demonios: Lucifer

Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra." Apocalipsis 12, 3-4


Lucifer o Lusbel era un ángel muy hermoso que por soberbia se rebeló contra Dios, queriendo ser como Él, por lo que fue confinado al ámbito terrestre. Antes de la rebelión, Lucifer estaba por encima de todas las categorías de los ángeles ya que era el más hermoso de todos estos. El nombre Lucifer, sería lo que en una época habría sido el nombre que recibió de Dios en persona. Luego de su rebeldia, en la que arrastró a un tercio de los ángeles del cielo, ya no sería “portador de la luz” sino que sería llamado “adversario” (Satan significa "adversario-acusador).

 En este texto se vislumbra el antiguo relato del ángel caído:

"¡Cómo has caído de los cielos, Lucero, hijo de la Aurora! Has sido abatido a la tierra dominador de naciones! Tú que dijiste en tu corazón; 'Al cielo subiré, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión en el extremo Norte. Subiré a las alturas del nublado, y seré como el Altísimo." (Is 14.12-14)

A lo largo de los tiempos y de las diversas culturas e ideologias se le ha atribuido diversos nombres tales como Lusbel, Lucifer, Belial, Beelzebú, Shaytán,  Ha-shatán, Semyazza, Azazel, Satanás entre muchos otros.  En él Nuevo Testamento, en cambio, Satanás y Lucifer aparecen amalgamados en la figura del Diablo. Muchos especialistas deducen que el Diablo (el Maligno) es el "genio inspirador" de la famosa Bestia del Apocalipsis de San Juan. Sin embargo también hay tradiciones que aún los nombran como entidades diferentes, indicando que Lucifer, Satanás y Belcebú conforman el triunvirato que gobierna al infierno y sus legiones.