domingo, 30 de noviembre de 2014

BELCEBÚ (Baal). "El señor de las moscas"

Belcebú es uno de los demonios más importantes ya que está entre los siete príncipes del infierno (siendo aquel que representa el pecado de la gula). Su nombre deriva de “Ba´al Zebûb” o “Beelzebub”, título que significa “Señor de las moscas” y que los hebreos aplicaron de forma despectiva a Hadad y a los otros dioses semíticos que los paganos veneraban bajo el título de “Baal” (“señor” en español). De allí que en realidad Baal y Belcebú sean la misma entidad aunque la diversidad de interpretaciones haya generado equívocos y algunos piensan que son dos demonios distintos.

El demonio Belcebú

Belcebú, “príncipe de los dioses falsos” según Francis Barret y demonio asociado al pecado mortal del orgullo para Michaelis Sebastien, fue en su pasado angelical un miembro de la orden de los querubines y es en el presente uno de los siete príncipes del infierno, el príncipe que representa la gula según la versión de Peter Binsfeld. No obstante para algunos de los que sostienen las teorías del Triunvirato Infernal, Belcebú está entre los tres grandes: así, para el exorcista del siglo XVII Michaelis Sebastien, Belcebú es uno de los tres ángeles caídos más importantes junto con Lucifer y Leviatán mientras que para dos obras ocultistas del siglo XVIII Belcebú conforma, junto con Lucifer y Astaroth, la llamada “Falsa Trinidad”.
Según la ocultista del siglo XVI, Johann Weyer, Belcebú (quien para la autora comanda la Orden de la Mosca) dirigió una exitosa rebelión contra Satanás y llegó a ser el lugarteniente (segundo al mando) de Lucifer.
En la demonología antigua lo consideraban como un personaje que estaba después del rey del infierno. Esta figura gobernaba el Este como un gran duque infernal que comandaba 66 legiones de demonios. Durante el período puritano inglés, Beelcebú era comparado con Satanás y, de acuerdo a los estudios de Francis Barrett, tenía el poder de hacer invisibles y astutos a aquellos que lo invocaban.
La apariencia de este demonio variaba, en unas ocasiones era un humano, en otras un perro, un  gato, una rana o combinaciones de las mismas, pero su apariencia “oficial” está en el libro “Dictionnaire Infernal”  de Collin de Plancy (escrito en 1818). La ilustración era la de una criatura con tres cabezas: la de un humano con corona, un gato y otra de una rana, las cuales están sostenidas por el lomo y las patas de una araña. No obstante en el imaginario popular se piensa en Belcebú bajo su forma alegórica: de gran tamaño, rostro hinchado, coronado por un cintillo de fuego, con cuernos, piel muy oscura, peludo y con repulsivas alas de murciélago.
Revisando su origen, vemos que en la versión hebrea de los textos se concibe que Ba´al Zebûb es “Beelzebub”, una deidad originaria de la ciudad filistea de Ekron. Su significado se traduce como el “Señor de Las Moscas”, título que denotaba como los hebreos denigraban a las deidades de sus enemigos ya que aquel título fue elaborado como una mofa ante el hecho de que dejaban que la carne de sus sacrificios se pudrieran y grandes nubes de moscas se aglomerasen en torno a las imágenes de sus dioses dentro de los templos. El término “Ba´al Zebûb” no nació para denigrar a un dios en particular sino al conjunto de dioses semíticos del oeste que eran venerados bajo el título de “Baal” o “Señor”; aunque, y cabe resaltarlo, fue sobre todo (mas no únicamente) en el contexto de las adoraciones a Hadad que los judíos elaboraron aquel título peyorativo.
Los equívocos vinieron mas tarde en parte gracias a los primeros demonólogos, los cuales en su mayoría ignoraban que “Baal” era un título que se aplicaba a varios dioses y, de ese modo, creían que “Baal” aludía a un solo personaje. También el Nuevo Testamento suscitó confusión al hablar de Belcebú como “Satanás” o “El Príncipe de los Demonios”, razón por la cual muchos de los primeros demonólogos, al saber que Belcebú era Baal, hablaban de él como “el primer rey” o “director del infierno”, puesto que creían que, al ser Satanás según el Nuevo Testamento, “Baal” no era sino un nombre para referirse al mismo Lucifer (tamibén llamado “Satanás”).
Por otra parte, Belcebú ha sido uno de los demonios más asociados a la brujería, siendo muy solicitado por las brujas y habiendo sido acusado en los círculos religiosos de muchos casos de posesión tales como el de la Hermana Madeleine. En este contexto de la magia negra, tan importante ha sido Belcebú que ha llegado hasta el pasado no muy distante haciendo que su nombre sea muchas veces mencionado dentro de los juicios de Salem (Massachusetts, USA), juicios estos que representan la última expresión histórica conocida de histeria popular en torno a las brujas dentro de lo que es Norteamérica y Europa.

Anécdotas interesantes sobre Belcebú

Según la versión de los inquisidores, Belcebú era el señor y maestro en los Sabbaths de las brujas, que en su nombre se negaba a Jesucristo y que, en los pedazos de pan que daban durante la eucaristía de aquellas misas negras, estaba grabado el sello de Belcebú en lugar de la cruz del Salvador. Se sabe así mismo que las brujas cantaban “Belsabub goity, Belsabub beyty” (“Belcebú arriba, Belcebú abajo” ) y que luego formaban un semicírculo en torno al altar, se tumbaban en el suelo, tragaban los trozos de pan con asquerosas pócimas y luego esperaban la llegada de Belcebú, el cual se complacía en fornicar con todos los participantes dentro de una salvaje orgía.
Un caso que vale recordar es el de la Hermana Madeleine de Demandoix del Convento de las Ursulinas (Francia), quien en el siglo XVII fue poseída por Belcebú, teniendo por ello visiones de sodomía y canibalismo y frecuentes impulsos que la llevaban a retorcerse en el suelo exponiendo lascivamente sus órganos genitales en público.

Veneración malvada

Adorado por pueblos semíticos, el culto a Baal se extiende a principios del siglo XIV, en aquel tiempo sus seguidores lo consideraban como su maestro y amo. En ese entonces la secta celebraba su muerte y resurrección anualmente como parte de los rituales de fertilidad cananea, ceremonias que incluían sacrificios humanos y la llamada “prostitución sagrada” que tenía lugar en los templos.
Al haber sido venerado por varias culturas, Baal es una deidad falsa que ha promovido doctrinas y significados diferentes. En ocasiones era llamado “Ba´al”, si era una deidad masculina o “Ba´alath”, si era mujer, este caso se presentó cuando historiadores recolectaron información antigua de los tributos hechos a este dios en culturas pasadas. Los cananeos lo conocían como Hadad, hijo de Él, dios principal del panteón de sus creencias.
Melgart, el hijo de Él, también era llamado “Ba´al de Tyre”, en la región de Líbano. La historia dice que Ahab, el Rey de Israel, se casó con Jezebel, hija del Rey de los Sidonios, quienes adoraban a Ba´al y, cuando trajeron pilares del falso dios, estos fueron quemados. El culto se hizo prominente en Israel hasta que en el reinado de Jehu su fin tuvo lugar con una campaña purificadora que pretendía la quema de todos los ídolos y templos de Ba´al.
Consecuentemente con lo anterior, pasado el tiempo la veneración a ídolos y semidioses era rechazada por el Judaísmo y todas aquellas figuras eran llamadas “ba´als” y pasaron a representar a espíritus malvados o demonios. Así, la adoración a estos dioses paganos era considerada inmoral y peligrosa.
Ba´al, en la ciudad de Cartago, surgió como “Ba´al Hammón”, dios supremo de los cartagineses. Se cree que su adoración se remonta al siglo V antes de Cristo.  El significado de “Hammón” es incierto, pero en el siglo XIX el arqueólogo Ernest Renan encontró dos inscripciones fenicias dedicadas a “El-Hammón”: los símbolos relacionaban a la entidad con Cronos. Sin embargo unas descripciones hebreo-fenicias mencionan a “Baal Señor del brasero” como una figura semejante a una deidad solar. Relatos de los cartagineses sugieren que ellos quemaban a sus hijos como ofrendas para Ba´al Hammón, práctica aquella que ha hecho que se crea que Hammón era un dios de la fertilidad y que fecundaba su territorio con lluvias, fuentes y riachuelos. En el norte de África Ba´al Hammón era conocido como “Ba´al Qarnaim”, el “Señor de los dos cuernos”.
Los sacerdotes de Ba´al son mencionados en la biblia hebrea, especialmente por sus enfrentamientos con el profeta Elías. Sus ceremonias incluían incienso, rituales con túnicas especiales, y sacrificios similares a los que los hebreos hacían a Dios. En los textos hebreos en que se habla de Ba´al y sus cultos profanos, se dice que Ba´al eran concebido como un señor genio que controlaba los elementos responsables de la fecundidad de la tierra. Era el que daba pan, agua, lana, lino, aceite y bebidas. También era el principio masculino de la vida y la reproducción natural, por lo que era reverenciado con “impuros” y voluptuosos actos de sensualidad, o incluso perversos rituales en que menores traídas por esclavos eran violadas entre aquellas paredes donde la descomposición de la carne convocaba nubes de moscas.
Los agricultores cananeos hacían rituales de iniciación y, durante las ceremonias religiosas, se efectuaban para Baal los ritos de fertilidad, los cuales eran a veces caracterizados por grandes orgías, de allí que en la Torá se haya hablado de “entregarse a la verguenza” en el contexto de la adoración pagana a ciertos dioses como Baal.

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